La tricotilomanía (TTM) es un trastorno de origen mental que provoca impulsos incontrolados de autoarrancarse el vello corporal, como el de las cejas, las pestañas o incluso el del cuero cabelludo.
Aunque su causa no está completamente definida, se asocia con problemas de ansiedad, depresión y ciertos cuadros de trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) y de personalidad límite.
Su prevalencia es mucho mayor en preadolescentes, siendo las edades mayoritarias las comprendidas entre los 9 y los 15 años y es 4 veces mayor en la mujer que en el hombre.
Entre sus síntomas se encuentran:
• Falta de pelo en zonas extensas del cuerpo
• Sensación de inquietud y angustia antes de arrancarse el vello
• Alivio inmediato en el momento de arrancárselo
• Jugar con el vello arrancado, olerlo, pasárselo por la cara y los labios
• Masticar y tragar el vello (tricofagia), lo que puede derivar en tricobezoares, bolas de pelo que obstruyen algún segmento del tracto gastrointestinal.
• Sensación de culpabilidad continua
El diagnóstico se basa en la evidencia de la ausencia de pelo en diversas zonas del cuerpo del paciente junto con un cuadro clínico de trastorno de obsesión-compulsión.
La modelo Sara Sampaio padece tricotilomanía. |
Algunas medidas de tratamiento fusionan la terapia psicológica y psiquiátrica con la farmacológica, alternándose de esta forma las sesiones de terapia cognitivo-conductual, de terapia grupal y de hipnosis con la administración de medicamentos como la N-acetilcisteína, la olanzapina o los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de seratonina).
La supermodelo portuguesa Sara Sampaio ha declarado que sufre esta patología.
Es muy importante destacar que la detección en etapas tempranas es el factor preventivo más eficaz, ya que lleva a un tratamiento más oportuno. De esta forma los pacientes diagnosticados precozmente tienen una mejor evolución y una más pronta recuperación. Así, la mayoría de los casos que comienzan antes de los 6 años tienden a resolverse espontáneamente, sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, cuando esta patología comienza en etapas avanzadas de la adultez suele ser de por vida, y es necesaria la terapia farmacológica para paliar los síntomas y evitar complicaciones más graves.